Elizabeth Taylor es una de las leyendas más grandes de Hollywood. Su talento, su belleza y su estilo marcaron varias décadas, pero en los Oscar de 1970 dejó un momento que sigue siendo recordado hasta hoy.
La ceremonia número 42 de los premios de la Academia se celebró el 7 de abril de 1970. Fue la primera vez que se transmitió por satélite a nivel internacional, llegando a millones de espectadores.
Aunque no hubo presentador oficial, la noche estuvo llena de figuras como John Wayne y Barbra Streisand. Sin embargo, la aparición de Elizabeth Taylor fue uno de los instantes más comentados.
La actriz lució un vestido en tonos azul violáceo diseñado por Edith Head. El atuendo resaltaba su silueta y combinaba con el característico color violeta de sus ojos.
Lo que más llamó la atención fue el diamante Taylor-Burton, de casi 69 quilates, que le había regalado su esposo Richard Burton. Esta joya se convirtió en símbolo de lujo y romance.
Detrás del escenario, Elizabeth vivía sentimientos encontrados. Richard Burton estaba nominado a Mejor Actor, pero no logró ganar la estatuilla.
Aun así, Taylor supo recomponerse y salió al escenario con porte y serenidad. Su carisma natural logró cautivar a todos los presentes.
La presencia de Elizabeth Taylor en esa gala no fue solo una muestra de glamour. También representó la fuerza de una mujer que sabía dominar la escena en cualquier circunstancia.
El diamante Taylor-Burton y su vestido pasaron a ser parte de la memoria colectiva. Décadas después, ese instante sigue siendo recordado como uno de los más icónicos de los Oscar.
Su legado permanece vigente, demostrando que el verdadero glamour es atemporal y que su nombre seguirá brillando por generaciones.